Haz clic en Me gusta y suscríbete para no perderte ninguno de nuestros próximos videos. Nos apoyarías muchísimo etiquetando a tus amigos y compartiendo nuestro contenido.
Mientras rebuscaba en un cubo de basura, se me acercó un hombre bien vestido y me ofreció una generosa suma de dinero. Todo lo que tenía que hacer era expresarle mi gratitud en el momento oportuno. Para mi asombro, un coche se detuvo junto al contenedor y de él salió el Presidente del país. Le rodeaba un equipo de filmación que trabajaba en un reportaje sobre su compasión por los inmigrantes sin hogar.
Fue entonces cuando me di cuenta de que yo no era más que un peón de su propaganda. Me negué a seguirles el juego, di un paso valiente y colmé de besos al Jefe de Estado, fingiendo que teníamos una conexión romántica.
Al Presidente le pilló desprevenido, y a su equipo no le quedó más remedio que seguir la corriente y mantener la farsa. De repente, pasé de ser una indigente a la Primera Dama del país. Sin embargo, contra todo pronóstico, mi nuevo estatus no me dio ninguna alegría
